El
síndrome del intestino irritable, también llamado colon irritable, es un cuadro
crónico caracterizado por dolor abdominal, acompañado en ocasiones de sensación
de distensión (sentirse como hinchado/a, sobre todo después de las comidas).
Con frecuencia se asocia a cambios del ritmo intestinal, es decir, diarreas que
se alternan con estreñimiento.
Es
más frecuente en mujeres, suele aparecer antes de los 35 años y mejora o
desaparece tras la menopausia.
¿Qué causas lo pueden producir?
No se saben muy bien las causas que
producen este síndrome pero parece que se debe a una alteración en el
movimiento del aparato digestivo, muchas veces influenciado por factores
psicológicos. Se están realizando actualmente estudios sobre si podrían influir
otras causas como intolerancias a alimentos, factores genéticos, hormonales,
etc.
¿Qué síntomas produce?
Los más típicos son el dolor, la
distensión abdominal y las alteraciones de las deposiciones.
- Dolor - Suele ser un dolor difuso en abdomen inferior,
opresivo o punzante, habitualmente asociado a ganas de defecar, con una
duración inferior a dos horas y que suele respetar el sueño.
- Distensión abdominal - Sensación de
estar hinchado y formación de gases (meteorismo) que se van acumulando a lo
largo del día. Es frecuente también la saciedad precoz, que consiste en
“sentirse lleno” en cuanto comes un poco. Las nauseas, los vómitos y la pirosis
(ardores tras las comidas) son menos frecuentes.
- Alteraciones de las deposiciones – Se
pueden producir cambios en la consistencia de las deposiciones, más blandas o
más duras de lo habitual. Sensación de
evacuación incompleta y a veces moco en las deposiciones.
¿Cómo se diagnostica?
No existen pruebas que de una forma
objetiva nos diagnostiquen un colon irritable. Habitualmente tu médico de
familia sospechará que lo padeces cuando le cuentes tus síntomas y complete tu
historia con una buena exploración. Es posible que solicite alguna analítica de
sangre, de orina o de heces y alguna prueba complementaria (ecografía,
endoscopia, etc.) si tiene dudas, orientada a descartar otras patologías que
podrían confundirse con el síndrome de colon irritable. Se trata, por tanto, de
lo que en medicina se llama diagnóstico por exclusión.
¿Cuál es su pronóstico?
El síndrome del intestino irritable tiene
un pronóstico totalmente benigno. Cursará con periodos asintomáticos junto con
recaídas más o menos frecuentes en función de otros factores. Generalmente, las
personas sometidas a mayor estrés o con ansiedad suelen sufrir recaídas mas
frecuentes. Las expectativas de vida, obviamente, son las mismas con la
enfermedad que sin ella.
¿Cómo podemos tratarlo?
Es muy importante que el paciente tenga
una información completa y adecuada de lo que le pasa para que resuelva sus
dudas y entienda su enfermedad. Aunque ya hemos hablado de su naturaleza
benigna, las personas con diagnóstico de colon irritable tienen que sufrir las
molestias de sus síntomas y a veces repercute en su vida social, laboral, etc.
Consejos para los pacientes
diagnosticados de colon irritable:
- Evita
alimentos y bebidas que desencadenan o empeoran los síntomas: café, alcohol,
picantes, derivados lácteos, bollería industrial, mantequillas, embutidos y
alimentos grasos en general.
- Evita el
meteorismo. No se recomienda la ingesta de alimentos que sean muy flatulentos:
legumbres, como las judías y los garbanzos, algunas verduras como la coliflor,
el repollo o los guisantes, las bebidas o refrescos carbonatados (no diremos
nombres pero que tú ya conoces). Mastica muy bien y despacio los alimentos para
evitar la formación de gases.
- Evita el
consumo excesivo de frutos secos y las conservas; no deben de formar parte de
tu dieta habitual, lo que no quiere decir que de vez en cuando no te puedas
comer unas pipas.
- No hagas
comidas copiosas. Intenta comer cantidades más pequeñas y repartidas a lo largo del día, las cinco
comidas al día habitualmente recomendadas pero en raciones moderadas.
- Realiza
ejercicio físico adecuado a tu edad y posibilidades; de lo que se trata es de
evitar el sedentarismo y restar horas al tiempo que pasamos ante el televisor.
- Con
frecuencia es difícil pero trata de evitar aquellas situaciones que te causen
estrés o te produzcan ansiedad. Está demostrado que estos factores agravan
claramente los síntomas.
Cuando los síntomas sean muy intensos,
habla con tu médico. Existen medicamentos que pueden aliviarlos como los
inhibidores de los espasmos, los estimulantes de la motilidad, antidiarreicos o
laxantes según sea tu caso e incluso ansiolíticos si fuera necesario.
Te recuerdo, como ya lo hemos hecho en
otras ocasiones, que las actividades relajantes (yoga, meditación, tai chi…),
la psicoterapia y similares pueden también ser una opción para resolver tu
problema.
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