Comenzaremos definiendo qué es un banco malo: podríamos decir que se trata de una "entidad" a la cual el estado ha transferido todos los “activos tóxicos” del resto de entidades bancarias.
Y ahora os preguntaréis qué es un activo tóxico. Se trata de todos los activos que forman parte del balance de las entidades bancarias: activos inmobiliarios sobrevalorados, créditos, hipotecas, con posibilidades reales o futuras de impagos.
El banco malo en España finalmente recibirá el nombre de Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, S.A. (Sareb).
Resumiendo podríamos decir que el Estado se encarga de comprar los activos financieros, es decir: créditos, préstamos, hipotecas con grandes posibilidades de impagos, pisos embargados… que, a final de cuentas, resultan poco rentables para los bancos al precio en el que éstos están valorados en los balances de las entidades menos las provisiones realizadas. Los principales afectados, como siempre, por las malas praxis de las entidades financieras seríamos en último lugar los ciudadanos, que tendríamos que hacernos cargos de las pérdidas de valor de estos activos tóxicos (diferencia entre valor contable y valor real de mercado final).
Pero debemos buscar el lado positivo a este banco malo: es la forma que tiene el gobierno de reactivar la economía. Si las entidades no tienen que hacerse cargo de las pérdidas de los activos financieros, podrán disponer de liquidez (por ejemplo la recibida por la Unión Europea como rescate de la banca española), y dedicar ese dinero a préstamos a empresas y empresarios, reactivando a su vez la contratación laboral que conlleva un aumento de consumo en la sociedad. Se trataría de una forma de disminuir el gran problema que tenemos actualmente en España: el paro.
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