"EL CERN HALLA LA PARTÍCULA DE DIOS QUE EXPLICA POR QUÉ EXISTE LA MATERIA"
El Mundo, 4 de julio de 2012.
El 4 de julio de 2012 hubo revuelo en el
mundo de la ciencia como consecuencia del “descubrimiento” de la llamada
“partícula de Dios”.
Supongo que cuando piensas en partículas subatómicas, si no eres un físico o estás más formado en la materia, te vienen a la cabeza el protón, el neutrón y el electrón. Bueno, pues resulta que se han descubierto muchas más desde que estudiaste el BUP. Por ejemplo, el quark o el leptón. Se forman cuando la energía cósmica choca con átomos presentes en la atmósfera terrestre, originando partículas más pequeñas que los propios átomos. La ciencia se ha preguntado cómo estas partículas adquieren masa. Ahora creen saberlo gracias a un experimento del CERN.
Un físico llamado Peter Higgs propuso la
hipótesis de que existía un campo constituido por bosones
de Higgs que darían su masa a las partículas cuando éstas pasaban por él. En el
contexto de esta suposición, el proceso de formación de las masas sería el
siguiente:
El Big Bang, en el origen del Universo, cuando
no había fronteras, ni nacionalidades, era un excepcional cúmulo de energía sin
masas formadas. Al menos, hasta que se
originó el Campo de Higgs. Las partículas sin
masa del Big Bang lo atravesarían ocasionalmente. Cada partícula tendría
más ó menos oposición para arrastrarse por él. La resistencia vendría ocasionada
por las partículas de Higgs del campo. Piensa en cómo se mueve una barracuda,
un atún o una ballena por el agua. ¿Verdad que no se mueven con la misma
facilidad ni el agua les opone la misma resistencia? Las partículas más
ralentizadas acumulaban la energía originando masa. Albert Einstein ya nos
enseñó que la masa y la energía son intercambiable: E=m x c2. Así pues, diferentes partículas subatómicas
originaría por fin MASA, haciendo posible las formas conocidas del Universo.
Para que esta suposición mental del señor
Higgs se diera por válido, hacía falta una cosa obvia: visualizar el campo de
Higg o los bosones de Higgs que lo constituyen. Y para ello, necesitaríamos una
mesita, un flexo, una lupa, un haz de rayos cósmicos y partículas subatómicas
que bombardear. En la práctica, este experimento se ha llevado a cabo en el
CERN, el Laboratorio Europeo de Física, en Suiza. El siguiente vídeo ilustra
sobre la explicación previa al descubrimiento del bosón de Higgs:
Pues sí, amigos: el vídeo anterior es
previo al 4 de julio de 2012. Lo que se anunció ese día es que se han detectado bosones de Higgs. En vez de
rayos cósmicos, se ha empleado un acelerador de partículas. Esto es, un aparato
capaz de enviar partículas a una velocidad próxima a la de la luz (nada hay en
el Universo que vaya a más velocidad que la luz, como también nos ilustró
Einstein). Se envían desde dos polos: los choques directos entre esas
partículas (se producen ocasionalmente, con un poco de potra) originan la energía equivalente a la
que dio lugar al campo de Higgs en el Big Bang. Entonces se forman bosones de
Higgs que pueden detectarse (no directamente, sino mediante intermediarios). En
este vídeo se comenta el descubrimiento de los bosones anunciado el 4 de julio:
Los medios de comunicación han denominado
al bosón de Higgs “la partícula de Dios” a fin de lograr un buen titular. En el
origen de esta nomenclatura está el hecho de que sin el campo de Higgs no
habría habido masa, ni Universo conocido. El contexto creacionista de la misma
no ha gustado demasiado a los científicos, como era de suponer.
Hasta aquí esta ventana al mundo de la
Física. En próximos artículos seguiremos hablando del acelerador de partículas
y su relación con otro apasionante campo: los viajes en el tiempo.
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