viernes, 12 de abril de 2013

Café Maure en El Rabat, Marruecos

Este viernes en "El color de la vida" os proponemos una tetería con evocador aroma de nostalgia y romanticismo. Se encuentra en la ciudadela de los Oudaya en El Rabat, Marruecos. Su nombre es "Café Maure". Ceremonia del té marroquí, vistas a la desembocadura del río Bu Regreg, aroma a jazmín y salitre y unos hermosos atardeceres confluyen en este delicioso rincón del mundo.

Salé desde el Café Maure


Ocurre a menudo que un lugar te produce un recuerdo imborrable, imperecedero en el tiempo. En muchas ocasiones un sitio te ha gustado más o menos de lo usual porque te pasó algo especialmente bonito, o especialmente malo, o quizá porque en él inhalaste un aroma que te evocó recuerdos de un momento mejor. Otros sitios se recuerdan por sí mismos, por su belleza, por la historia que les acompaña, por su arte deslumbrante.

Filigrana de yesería almohade, Kasbah de los Oudaya

Marruecos tiene rincones de estos últimos. Rincones donde el tiempo parece detenerse, donde viajamos a principios de siglo sin necesidad de mecánica cuántica o agujeros negros. Lugares donde sentarse a tomar un té junto al mar nos transporta a la época colonial, al recuerdo nostálgico y romántico de un momento que no vivimos. 

Nuestra recomendación de hoy es una pequeña cafetería o tetería de El Rabat, en Marruecos, denominada "Café Maure". Se encuentra en la Kasbah de los Oudaya, una ciudadela amurallada en piedra tallada de color ocre construida por los almohades en el siglo XII. Dentro, la fortaleza se halla abarrotada de casas encaladas de blanco con franjas de color azul y puertas de metal. Puedes pasear por el laberíntico entramado de sus calles, recorrer la calle Jamaa o visitar (desde fuera, eso sí, si no eres musulmán) la Mezquita Jamaa-Al-Atiq, la más antigua de El Rabat. 

Típicas casas azules y blancas de la Kasbah de los Oudaya, El Rabat

Después de la visita, quizá el mejor plan sea asomarse a la desembocadura del río Bu Regreg desde la terraza del Café Maure. Aquí tendrás una excelente vista de Salé, al otro lado del curso fluvial. Muy recomendable es pedir un té marroquí: es decir, la bebida tradicional de Marruecos a base de té verde a la menta con hierbabuena. Se sirve en teteras de plata donde introducen las bolitas de té que se abren en contacto con el agua hirviendo. El primer agua se tira, para "lavar" el té y quitarle el impulso amargo de su naturaleza. Después, añaden azúcar y hojas de hierbabuena y vuelven a llenar con agua la tetera. A continuación, sirven en los típicos vasos moros la hospitalaria bebida, arrojándola desde una considerable altura. Para acompañar, suelen invitar a unos dulces marroquíes. 

El té fue introducido en Marruecos por los británicos en el siglo XIX y, desde entonces, se ha ido convirtiendo en la bebida nacional.

Quizá sea el evocador aroma de los jazmines, la hierbabuena o la salitre del cercano Océano Atlántico. O quizá el fluir de sus fuentes, la fragancia de los naranjos de sus patios o la solemnidad de las murallas almohades. O tal vez la hospitalidad de sus gentes. Pero la kasbah de los Oudaya y su Café Maure es un fotograma detenido en el tiempo que te ayudará a dar color a tu vida.

Imagen de la Kasbah desde el Café Maure

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