miércoles, 22 de mayo de 2013

Clonación para conseguir células embrionarias humanas

Un grupo de científicos ha logrado crear células madre embrionarias con la técnica de la transferencia nuclear, más conocida por clonación 

16/05/2013 El Mundo

Shoukhrat Mitalipov y Paula Amato, de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon y el Centro Nacional de Investigación de Primates, ambos de Estados Unidos, han recurrido a una variante del método usado por el investigador escocés Ian Wilbut, para crear hace 15 años a la oveja Dolly. Mediante clonación han producido un blastocito del que extraer células madre embrionarias humanas idénticas a las del donante.


Si buceamos un poco en la hemeroteca encontramos que en enero de 2008 ya salió publicada una noticia similar: "Primer embrión clonado a partir de una célula adulta humana" (El Mundo, 18/01/2008). Concretamente, lo hizo el equipo californiano de Stemagen Corporation. En 2005, el coreano Woo Suk Hwang anunció haberlo conseguido, pero más tarde se demostró que era un fraude. 

Entonces, ¿por qué vuelve a anunciarse la clonación de células embrionarias humanas en 2013? ¿Qué diferencias hay con lo anunciado en 2008? Básicamente las novedades son las siguientes: se ha probado la veracidad de los resultados y, hasta la fecha, no se habían empleado células embrionarias humanas adultas.


El precedente: la oveja Dolly

En 1996 nació la oveja Dolly, creada por los científicos del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), Ian Wilmut y Keith Campbell. Fue el primer mamífero clonado a partir de células somáticas. Una variante de la técnica empleada ha permitido a la empresa Stemagen crear un embrión y hacerlo crecer durante cinco o seis días hasta alcanzar la fase de blastocito. En este punto pueden obtenerse células madre embrionarias que, cultivadas en laboratorio, pueden dar lugar a cualquier tejido del cuerpo. La aplicación más evidente de este hallazgo es la regeneración de tejidos, con especial relevancia en enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer.


La oveja Dolly murió en 2003 por una afección pulmonar


La técnica consiste en vaciar el núcleo de un óvulo (participaron tres mujeres entre 20 y 24 años que estaban en un tratamiento de fertilidad) e introducir en él el material genético de una célula somática de un adulto. Es este caso, se han utilizado células de la piel de dos varones adultos. Al inducir su desarrollo, se obtiene un embrión que, en caso de implantarse en un útero femenino, daría lugar a un ser idéntico al propietario del material genético. En una reproducción sexual al uso se comparte el material genético del padre (con la mitad del mismo en el espermatozoide) y de la madre (la otra mitad en el óvulo). En este caso, el material genético completo del padre se introduce en el óvulo vaciado, por lo que la copia es exacta, no hay cabida a la recombinación genética.


Cuestiones éticas

La ley entra precisamente en el momento de la hipotética implantación en el útero femenino, prohibiendo el proceso. Es decir, no se puede clonar un ser humano como sí se hizo con la oveja Dolly. Desde "Mi buhardilla secreta" no entraremos en el conflicto ético que supone. Países como Estados Unidos no aportan fondos nacionales para estas líneas de investigación.

Más allá de la clonación de un humanito entero, con su pelo y su boina, lo interesante del hallazgo es que a partir de células embrionarias del blastocito (compuesto por unas 200 células, un entramado celular ya complejo) se pueden desarrollar otras células especializadas y tejidos. Idénticos a los del propietario, con lo que se evitan rechazos. Simplifiquemos el futuro: ¿Un órgano dañado?  No hay problema: cogemos unas células, desarrollamos el blastocito y reparamos con un órgano nuevo. Y todo gracias a la clonación, una forma de reproducción asexual.

No hace falta ser un "iluminado" para comprender la trascendencia de este campo de la biotecnología genética, las oportunidades de futuro que plantea. Los países que apuesten por ello (igual que en otros campos relevantes del I+D) tendrán posibilidades de generar empleo no precario y de crecer con un nuevo modelo productivo. Por desgracia, el cortoplacismo, la expectativa de los votos o, Dios no lo quiera, la ignorancia, truncan las políticas que incentivan la ciencia. Mientras tanto, nos resignamos a escuchar a esta bióloga modesta anhelando tiempos mejores:




Nuria Martí, bióloga y trabajando en Estados Unidos. Crack, aunque no meta goles.


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