Los secretos de un jardin zen

Aparte de su belleza, lo que más atrae a la gente de los antiguos jardines zen es la sensación de calma que transmiten y su modo de invitar a la contemplación. Como ya nos explicó el filósofo británico Alan Watts (1915 - 1973), "la perfección del zen está en ser perfecta y sencillamente humanos". Esta perfección la podemos llevar de un modo práctico a nuestro propio jardín zen doméstico y es por ello que hoy queremos ofreceros algunas breves  pinceladas sobre qué es un jardín zen y qué elementos debe contener.

Principios de diseño del jardín zen:

Aunque los objetivos del diseñador original nunca llegan a conocerse y  la naturaleza y el tiempo se encargan de cambiar incluso los diseños más cuidados, la colocación de cada elemento obedece a un propósito. Y, ¿cuáles son esos elementos?:

Las piedras o rocas (ishi / wakura): Presentes en muchos estanques, se consideran una representación del paraíso en la tierra según la religión budista, una de las fuentes de donde bebe el concepto zen. Las piedras pueden disponerse de diferentes maneras, bien acumuladas para producir el efecto de una montaña, de forma simbólica, o bien aisladas para transmitir una perspectiva y sensación de amplitud, de eternidad. Ocasionalmente podemos ver alguna roca aislada o peñasco tortuoso, como representación de la incertidumbre, del wei o equilibrio precario de la vida mundana.

El agua (mizu): Es el elemento purificador y espiritual por excelencia, el símbolo del pulso viviente de la vida. El movimiento perpetuo de los riachuelos nos recuerda el devenir continuo de la vida ; por el contrario, el agua de los estanques, en perenne calma, es el elemento que nos invita a la calma y la contemplación. En los jardines zen en miniatura, el agua está representada con arena blanca.

Los árboles (ki) : Los más frecuentes son los pinos, los arces, el bambú, las camelias, los cerezos y los almendros en flor. En la concepción zen, los árboles son elementos sagrados porque representan la presencia de los dioses en todo el entorno natural, en toda la naturaleza. Los árboles recogen el espíritu de los dioses y representan la naturaleza humana y la entereza frente a la adversidad. Los pinos son metáfora de los ancianos, capaces de superar las pruebas del tiempo. La breve floración del cerezo y del almendro simboliza la frágil naturaleza de la belleza y de la vida, al igual que sucede con el cambio de color y la caída de las hojas del arce. 

Los puentes (hashi) : Posibilitan la transición simbólica entre un mundo y otro y entre las distintas etapas de la vida del hombre. Cuando los puentes unen distintas islas, se representa el viaje entre este mundo y el siguiente. En el caso concreto del zen, simbolizan el paso o viaje hacia la iluminación.

Otros elementos:

- Las cascadas (taki) - Es la constancia, la perseverancia, como la carpa que remonta hacia la cima contracorriente.

- Las flores (hana) - Su fin fundamental es invitarnos a la contemplación.

Jardín zen en miniatura:

Los jardines zen en miniatura están diseñados para que puedas disfrutar de ellos en tu casa o en tu lugar de trabajo. Ayudan a relajarte y a sumirte en la contemplación o meditación, pudiendo ser un antídoto frente al estrés porque permiten relajarnos. Son fáciles de cuidar y apenas ocupan espacio.

El simple acto de rastrillar arena alrededor de una roca nos aporta el sentimiento de simplicidad de la vida y nos relaja.

Estos pequeños jardines nos animan a crear y reflejar nuestros sentimientos más profundos mediante el diseño.

Para finalizar,  nos gustaría transmitiros que sería prácticamente imposible resumir en un artículo todo el saber contenido en la simbología de un jardín zen; lo único que hemos pretendido hoy es abriros una pequeñísima ventana e invitaros a descubrir los placeres de esta filosofía.