sábado, 30 de noviembre de 2013

Bilbilis


Hoy os traemos a "El color de la vida" un nuevo yacimiento arqueológico. Se trata de Bilbilis, en Calatayud. Un monumental municipio romano donde contrasta la calidad y originalidad de los restos con el abandono y las dificultades de accesibilidad al yacimiento. Quizá por cuestión de recortes o por falta de recursos, el lugar sufre un deterioro que provoca gran nostalgia.


Citada por los autores clásicos: las dos Bilbilis

Estrabón cita Bilbilis cuando narra un episodio del siglo I a.C. relacionado con las Guerras Sertorianas, es decir, el enfrentamiento entre Pompeyo y Sertorio, auténtica guerra civil en el seno de la República romana. Las Guerras Sertorianas tuvieron una fuerte repercusión en Hispania al librarse numerosas contiendas en los enclaves celtíberos donde Sertorio se hacía fuerte. Fuentes posteriores hablan del origen celtíbero de Bilbilis, atribuido a los lusones o a los belos (existe controversia al respecto entre los autores). Probablemente la Bilbilis celtíbera no estuviera en el actual enclave romano, sino en algún otro lugar próximo a Valdeherrera. Una de las informaciones más precisas de la Bïlbilis romana la proporciona Marco Valerio Marcial, nacido precisamente allí hacia el año 40 d.C. Parece ser que Bilbilis fue celtíbera hasta las Guerras Sertorianas, que marcaron el fin de la ocupación celtíbera. Los celtíberos debieron tomar partido, como muchos otros lugares del entorno, por Sertorio, quien resultó derrotado en la contienda con Pompeyo.

Fue Octavio Augusto, ya en época imperial, quien otorgó a la ciudad el nombre de Municipium Augusta Bilbilis. De este momento se han encontrado acuñaciones de moneda con la leyenda latina Bilbilis Italica. Se acuñó moneda hasta Calígula. Se ha hallado recientemente la cabeza de una escultura de este período, durante el cual se llevan a cabo las reformas administrativas que harán de Bilbilis Italicaun gran ciudad romana, incluida en el Convento Jurídico Caesaraugustano, en el marco de la provincia Tarraconense. A la ciudad se le concede el rango de Municipio, pasando a denominarse Municipium Augusta Bilbilis, que le confería el derecho y ciudadanía romana plenos.

Recopilando: un origen celtíbero, de incierta localización, y una ocupación celtíbera hasta las Guerras Sertorianas. Pompeyo asola el lugar y comienza la ocupación romana, alcanzando el esplendor con Augusto y su condición de Municipio. Las ruinas actuales nos muestran el esplendor de la ocupación romana, no siendo visibles al turista restos del período celtíbero. 


El yacimiento 

El yacimiento actual se sitúa en el lugar de Valdeherrera, término de Calatayud, ocupando en el extremo de un espolón llano, en la unión del Jiloca con el al Jalón, controlando la llanura aluvial formada por la incorporación de estos dos ríos. Se llega entrando en Calatayud y tomando la carretera de Soria, a unos 6 km en el Cerro de Bámbola. Antes de llegar a Huérmeda un cartel señala el camino asfaltado que conduce a un pequeño estacionamiento junto al centro de interpretación para, a partir de ahí, continuar a pie por camino señalizado hasta la zona del teatro y seguir el itinerario establecido. El cartel es pequeño y cabe la posibilidad de que te lo pases si no estás atento.


Aspecto imponente de la estructura que acoge al foro


El centro de interpretación está bastante desangelado. Presenta algunos carteles y maquetas pero normalmente está cerrado ya que todo el material se encuentra en el Museo de Calatayud. Lo malo es que a veces el propio Museo de Calatayud está cerrado dentro de su horario habitual. Nosotros fuimos sin éxito: al parecer, estaban en una visita guiada y nadie atendía a los frustrados turistas que esperábamos en la puerta con cara de sorpresa. Desde el parking del centro de interpretación comenzamos a sentir una cierta lástima por el deplorable estado del yacimiento: carteles deteriorados, señalización muy discreta, maderas con clavos oxidados asomando por doquier, material arqueológico al alcance de manos furtivas... Contrasta brutalmente con la magnitud del yacimiento, que destila peculiaridades y grandeza por sus calles y edificios. Si esto es causa de los recortes, algo grave está pasando en la elección de las prioridades en este país.


Centro de interpretación

Puerta cerrada


Lo que llama la atención nada más divisar el monumental foro es la complejidad del terreno. Tres cerros delimitan el perímetro y los edificios y calles se acomodan al relieve con la solvencia que solamente Roma podía conseguir: por ejemplo, para levantar el foro construyeron estructuras que vencían, a modo de terrazas, la pendiente del cerro principal. Tenemos que imaginar el foro en lo alto de la colina, con un imponente templo de gran altura en uno de los extremos de la plaza principal porticada. La imagen desde abajo tenía que ser solemne, digna de la propaganda romana. No se observa una muralla clara al estilo romano, con grandes bloques. El cerro constituye una defensa natural importante, aunque el lado norte parece menos inexpugnable. Quizá ya no era tan importante la muralla: Roma se había quedado sin enemigos con la pax augusta. El foro cuenta con basílica y curia, y se encuentra conectado mediante calles serpenteantes al teatro, colina abajo. Las gradas de éste se asientan aprovechando el barranco, como ocurre en tantos otros sitios romanos.



Teatro romano. La escena está bastante derruida.


También hay un complejo termal, con una peculiaridad: os llamará la atención la presencia de una piscina en pleno apodyterium. El apodyterium era la entrada de la terma, donde dejaban sus pertenencias y practicaban algo de gimnasia antes de darse un merecido spa. La piscina parece tener entrada de agua caliente. Otra cosa curiosa es la presencia de taquillas para las pertenencias en varias estancias del conjunto termal. Normalmente solían estar en el apodyterium, pero aquí las vemos incluso en las estancias termales (frigidarium o tepidarium). Lo de la piscina tiene su explicación: corresponde a un esquema previo. Es decir, la terma se reconstruyó. Quizá en su momento fue la bañera de un caldarium, pero luego se tapó y quedó bajo el suelo del apodyterium. Algo parecido pudo ocurrir con las taquillas excavadas en la pared. El resto de la terma muestra los patrones habituales. Hay una estancia a la derecha con forma circular cuya función no está muy clara. Los drenajes de aguas no aprovechables se ven estupendamente cayendo colina abajo. Lo que no encontramos es horno ni resto de hippocaustum.



Excavaciones en roca donde se encontraban las taquillas de la terma


Bañera de caldarium en pleno apodyterium. Subsuelo.

Detalle de un raíl para puerta, probablemente.


Hay que destacar la compleja red hidráulica, adecuada a la complejidad topográfica de la ciudad, para solucionar el abastecimiento de agua, a través de cisternas de bóveda semicircular, realizadas cono“opus caementicium” , que les proporcionaba impermeabilidad, dispuestas en las curvas de nivel adecuadas para cubrir las necesidades de las diferentes zonas de la ciudad. En torno al colector de agua hay alguna zona donde tendrás que prestar especial atención sobre todo si llevas niños. Puede resultar peligroso, como ves en la siguiente foto:


Rejilla cerca del colector


Del resto del yacimiento hay que destacar las insulae o manzanas de casas: eso sí, su interpretación resulta muy complicada por la sucesión de reconstrucciones y diferentes momentos arqueológicos con que cuentan. Hay algún panel informativo que trata de aclararlo. También hay alguna tabernae en la parte baja de la colina que alberga el foro. El recorrido no está muy bien trazado (puedes intuirlo siguiendo algunas flechas azules). En algunos momentos, seguirlo en toda una aventura, como ver el complejo termal desde arriba: para ello, tienes que meterte en un canal y sacar el machete para abrirte paso sin llevarte de recuerdo las espinas de alguna rosácea.


El camino transcurre por este canal

Clavos y más clavos oxidados

Columna corintia, manjar de furtivos


En definitiva, estamos ante un lugar con una potencialidad turística enorme, que sucumbe al olvido administrativo y que genera una nostalgia profunda. Para Bilbilis, bien es cierto que tiempos pasados fueron mejores. Si vas con niños al yacimiento, recuerda lo peligroso de su accesibilidad. Dadas las circunstancias, es muy aconsejable concertar una cita con el guía del Museo de Calatayud. Especialmente si formas parte de un grupo grande.

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