domingo, 19 de enero de 2014

El Greco

Se cumplen 400 años del fallecimiento de El Greco, y se conmemora de forma especial en Toledo, donde el pintor pasó el último período de su actividad pictórica. Os contamos algunas pinceladas de su biografía y de sus obras principales y os invitamos a participar en las actividades que se llevarán a cabo a lo largo de 2014 en Toledo. Hoy, en "El color de la vida", El Greco.




Doménikos Theotokópoulos, "El Greco"  nació en Candía, en la isla de Creta, en el año 1541. Por entonces, perteneciente a la República de Venecia. Vivió en el seno de una familia de clase dominante cretense vinculada a la burocracia del poder veneciano, lo que quedará reflejado en el carácter y en la producción del pintor. Existen tres fases principales en la evolución de su pintura; el primer momento creto-veneciano, una etapa de reeducación romana y, en España, una transformación de su estilo manierista en pro de estructuras más etéreas y de la reorganización de los programas iconográficos.

Tenía una profunda religiosidad. Su familia practicaba la fe romana con la fortaleza de una comunidad fronteriza entre el cisma y la amenaza del turco. Estudió en una escuela donde se formaba a los "latinos" nobles cretenses. Más tarde ingresó en un taller donde se pintaba a "la manera grieca". La obra cumbre de este primer período es el Políptico de la Galería Estense de Módena, fechado entre 1564 y 1566. Posee un color vivo, con la técnica pigmentaria u el fondo iconográfico clásico de El Greco. En él se entrermezclan elementos venecianos y bizantinos, con incorrecciones propias de un pintor joven, aunque con una calidad final por encima de lo que se venía pintando en aquellos talleres de producción industrial, donde a veces primaba la cantidad frente a la calidad. En la obra, se representa la adoración de los pastores a la izquierda, la Coronación del Caballero Cristiano en el centro, y el bautismo de Cristo a la derecha.


Políptico de Módena. El Greco.


En Venecia contactó con pintores que admiraba, como Tiziano, Tintoretto o Palladio. Profundizó en la lectura humanista. La influencia de la pintura veneciana se dejó notar en obras como La Adoración de los pastores, La huida a Egipto o La curación del ciego, donde distorsiona la arquitectura o el paisaje, así como las figuras. 


La curación del ciego. El Greco.


A finales de 1570 llegó a Roma, pasando por Parma, donde encontró la protección de la familia Farnesio. En Roma, entró en el Palacio Farnesio como huésped y pintor, donde permaneció dos años. Para ello, contó con la recomendación del miniaturista dálmata Giulio Clovio. De aquí, pasó a fundar su propio taller. En el palacio, entró en conversación con ilustres personajes como Fulvio Orsini, o eruditos castellanos como Pedro Chacón o Luis de Castilla, expertos en antigüedades romanas. Participaron activamente en la llamada "transfiguración española" de El Greco. La influencia paleocristiana se deja ver también en su obra: por ejemplo, la forma de pintar las brazos alzándose en muchas figuras recuerda a la actitud orante de la pintura de catacumbas.

En 1572 El Greco ingresó en la Academia de San Lucas como pintor miniaturista con su propio taller. Tenía una fuerte competencia con pintores romanos que controlaban el mercado. Se limitó a pinturas de tamaño reducido para humanistas y personas "de gusto" donde siempre destacaban las formas miguelangelescas sobre el color veneciano. 

El enfrentamiento con algunos colegas, la peste y la escasez de encargos llevó a El Greco a abandonar Roma. En 1577, se instala en Madrid. Tenía el firme deseo de participar en la decoración del conjunto arquitectónico de El Escorial, aunque solamente llevó a cabo unas pequeñas versiones del Sueño de Felipe II y la Alegoría de la Liga Santa. En España volvió a encontrarse con Chacón, que era Canónigo de la Catedral de Toledo, y con el padre de Luis de Castilla, Diego, encargado de levantar la iglesia de Santo Domingo El Antiguo en Toledo para sustituir a la mudéjar. Se le encargó a El Greco la pintura del retablo mayor. Las trazas laterales fueron hechas por Juan de Herrera. También hizo La Trinidad, donde humanizaba los aspectos distantes de la obra de Miguel Ángel o de Durero. Las formas táctiles que acentúan la vigorosidad del cuerpo de Cristo, que se escapa del Padre, el gesto preocupado de éste y los angustiados de los ángeles que lo rodean, confieren una profunda humanidad al tema, dentro de una envoltura manierista.


La Trinidad. El Greco.


Llevaba diez años en Toledo cuando Felipe II le encomendó una obra para el monasterio de El Escorial; pero El martirio de san Mauricio no gustó al soberano español, quien ya nunca volvió a contar con el artista.
Ello supuso una decepción enorme para El Greco, ya que aspiraba a convertirse en pintor de corte, pero no entorpeció su carrera, puesto que era ya un pintor solicitadísimo tanto por los aristócratas como por los eclesiásticos toledanos. No es de extrañar, por tanto, que su obra sea extraordinariamente fecunda. Decidió permanecer en Toledo ante la decepción sufrida en la corte.

En La Asunción, basada en la composición de La Asunción de Tiziano (Iglesia de Santa María dei Frari, Venecia), aparece el estilo personal del pintor, pero el planteamiento es plenamente italiano. También hay referencias al estilo escultural de Miguel Ángel en La Trinidad, de tintes renacentistas italianos y un marcado estilo manierista. Las figuras son alargadas y dinámicas, dispuestas en zigzag. Sorprende el tratamiento anatómico y humano a figuras de carácter divino, como Cristo o los ángeles. Los colores son ácidos, incandescentes y mórbidos y, junto con un juego de luces en contraste, dotan a la obra de un aire místico y dinámico. El giro hacia un estilo personal, diferenciándose de sus maestros, comienza a surgir en su trabajo, utilizando colores menos convencionales, agrupamientos más heterodoxos de personajes y proporciones anatómicas únicas.

Al final de su carrera pintó dos Paisajes de Toledo y un cuadro mitológico, Laocoonte, con una temática poco vista en España por entonces. Sobre un fondo de hermoso paisaje, las figuras de Laocoonte y sus hijos se retuercen en su lucha contra las serpientes. El artista utiliza las contorsiones para dotar a la obra de una composición admirable. 


Laocoonte. El Greco.


El 12 de marzo de 1586 obtuvo el encargo de El entierro del conde de Orgaz, hoy su obra más conocida. El cuadro fue realizado para la iglesia de Santo Tomé en Toledo, se encuentra todavía. Muestra el sepelio de un noble toledano en 1323, que según una leyenda local fue enterrado por los santos Esteban y Agustín. El pintor representó en la comitiva de forma anacrónica a personajes locales de su tiempo, incluyendo también a su hijo. En la parte superior, el alma del muerto asciende al cielo, densamente poblado de ángeles y de santos. El entierro del conde de Orgaz muestra ya su característica elongación longitudinal de las figuras, así como el horror vacui (miedo al vacío), aspectos que se harían cada vez más acusados a medida que el Greco envejecía. Estos rasgos provenían del manierismo, y persistieron en el trabajo del Greco aunque habían sido abandonados por la pintura internacional algunos años antes.


El entierro del Conde de Orgaz. El Greco.


El Greco fue máximo exponente del manierismo pictórico en España y uno de los grandes genios de la Historia del Arte. El 7 de abril de 1614 falleció con 73 años, siendo enterrado en Santo Domingo el Antiguo. En 2014 se cumplen 400 años de este hecho, lo que es motivo de conmemoración. Los llamados Espacios Greco son los lugares de la ciudad que exhiben obras del pintor en el mismo lugar donde él las creó, lo que les da un sentido único. Estos Espacios toledanos son los elegidos para un conjunto de exposiciones que tendrán lugar durante todo el 2014 en Toledo. Puedes consultar información o descargarte el programa de actividades en la web:


Aquí tenéis un vídeo sobre el pintor:





Retablo Mayor de Santo Domingo El Antiguo, Toledo.


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