martes, 16 de septiembre de 2014

¿Hallada vida extraterrestre en La Tierra?

Científicos británicos creen haber encontrado vida extraterrestre en la atmósfera

Abc.es / 20-09-2013

Recogemos en "La ventana" una noticia que ha cumplido ya un año y que quedó aparcada en el cajón del olvido. Gran parte de la comunidad científica rechazó el método empleado por Milton Wainwright para hallar en la estratosfera organismos vivos que calificó de procedencia extraterrestre. Te contamos el debate suscitado: ¿hay vida extraterrestre en La Tierra?


Formas de vida halladas en la estratosfera. Sheffield University.


Un grupo de científicos de la Universidad británica de Sheffield afirmó hace un año que habían encontrado vida extraterrestre en nuestro propio planeta, concretamente en la estratosfera. Su experimento fue ingenioso: enviaron un globo sonda a las capas altas de la atmósfera y obtuvieron una muestra del material biológico allí presente. El globo estaba equipado con una multitud de pequeños filamentos, como espárragos microscópicos, que fueron desplegados y expuestos al espacio sólo cuando el globo permaneció entre los 22 y los 27 km. de altitud. De vuelta al laboratorio, comprobaron que había formas de vida singulares. Sus resultados se publicaron en Journal of Cosmology.


Organismo hallado en la estratosfera. Sheffield University.


La toma de muestras coincidió con las Perseidas, la lluvia de estrellas más famosa del verano. Milton Wainwright, del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de Universidad de Sheffield y director del trabajo, está convencido de que estas formas de vida proceden de un lugar distante al planeta Tierra, y que pudieron llegar en las lluvias de meteoritos que alcanzaron la atmósfera terrestre. Comenta lo siguiente: “La mayoría de las personas sostendrá que estas partículas biológicas deben, por fuerza, haberse desplazado a la estratosfera desde la Tierra, pero es sabido que una partícula del tamaño de las que hemos encontrado no puede elevarse desde la Tierra hasta alturas, por ejemplo, de 27 km. La única excepción podría deberse a una violenta erupción volcánica (que empujara esas partículas hacia arriba), pero nada de eso ha sucedido durante los tres años en que hemos estado recogiendo muestras”.

En efecto, la duda de su hallazgo, el pero del resto de la comunidad científica, tiene que ver con lo que Wainwright ya presupone: los organismos podrían proceder de la Tierra. También se discute la posibilidad de que la muestra se haya contaminado durante la extracción, con organismos propiamente terrestres. El investigador, en cambio, se muestra firme en sus convicciones: “En ausencia de un mecanismo capaz de explicar cómo estas partículas pueden ser transportadas desde aquí hasta la estratosfera lo único que podemos hacer es concluir que esas entidades biológicas se originaron en el espacio. Por lo tanto, nuestras conclusiones son que la vida está llegando continuamente a la Tierra desde el espacio, que la vida no está restringida solo a nuestro planeta y que es prácticamente seguro que no se originó aquí”. Wainwright asegura que su equipo ha extremado las precauciones para evitar la posibilidad de contaminación tanto durante la recogida como durante el análisis de las muestras. 

La prueba del algodón de la investigación la traerán los isótopos: “Por supuesto –asegura Wainwright- se podría argumentar que existe, aunque aún sea desconocido, un mecanismo capaz de transferir microorganismos tan grandes desde la Tierra a la estratosfera, pero lo más plausible son nuestras conclusiones. Sin embargo, la prueba definitiva llegará con un próximo experimento, absolutamente crucial, llamado “fraccionamiento isotópico”. Entonces tomaremos algunas de las muestras que hemos aislado, procedentes de la estratosfera, las introduciremos en una máquina y apretaremos un botón. Si el porcentaje de ciertos isótopos arroja un determinado número, entonces los microorganismos proceden de la Tierra. Si el número es otro, entonces proceden del espacio. Obviamente, la tensión que tenemos es tal que resulta casi imposible vivir con ella”.


El origen de la vida

El descubrimiento tiene su miga porque entronca directamente con el origen de la vida. Tradicionalmente se ha aceptado que la vida se originó en un "caldo de cultivo" a modo de sopa donde componentes primarios acabaron por transformarse, mediante energía exógena, en aminoácidos. Esta parte ha podido recrearse en laboratorio con experimentos como los de Stanley Miller en 1999. Lo que no está tan claro es cómo los aminoácidos pudieron después recombinarse en moléculas tan complejas como el ADN. Este punto no se ha logrado en condiciones de laboratorio. Algunos investigadores creen que la "chispa de la vida" no se produjo en La Tierra, sino que los componentes o incluso los organismos llegaron a bordo de objetos extraterrestres, como asteroides o cometas. Es lo que se conoce como Panspermia. Pruebas a favor de esta teoría las encontramos en los meteoritos. Por ejemplo, el análisis del meteorito ALH84001, originado por el planeta Marte, sugiere que contiene estructuras que podrían haber sido causadas por formas de vida microscópica. Por otro lado, existe el meteorito Murchison, que contiene uracilo y xantina, dos precursores de las moléculas que configuran el ARN y el ADN. Eso sí, la Panspermia no resuelve el problema de la "chispa de la vida". Simplemente, se lleva esa chispa a otra parte del Universo.



El meteorito ALH84001, para algunos con bacterias fosilizadas


El hallazgo de formas de vida en la estratosfera supondría una prueba a favor de la Panspermia en caso de demostrarse que su origen no es terrestre. En este caso, estaríamos ante verdaderas formas de vida extraterrestres en La Tierra. Los organismos hallados parecen ser fragmentos de diatomeas, como las encontradas en La Tierra. 

La verdad es que la idea de la Panspermia tiene un alto componente de ciencia ficción: imaginemos un remoto lugar del Universo lejano enviando pedruscos con semillas que generan la vida tal y cómo la conocemos en nuestro planeta. Es decir, seríamos el fruto de un auténtico proceso de siembra y cultivo. Y lo más inquietante: ¿vendrán en algún momentos seres agricultores a recoger la cosecha?


Una crítica feroz

A la espera de nuevas noticias sobre el asunto y, después de un año, la comunidad científica ha dejado un poco aparcado el tema. En su momento, se hicieron fieras críticas al estudio. Por ejemplo, el Doctor Richard Gordon, biólogo teórico de la Universidad Estatal Wayne en Detroit, EE.UU. publicó una crítica en la que cuestiona ciertos problemas relacionados con el hallazgo: ¿Podemos tomar una muestra consistente en una única membrana rota de diatomea como viable desde el punto de vista estadístico? ¿Podemos desechar que la muestra no irrumpió en el receptáculo a bajas alturas? ¿Se realizaron experimentos controlados en ambientes polvorientos que comprobasen que la cubierta del receptáculo era estanca? Al final de su crítica Gordon afirma que existe literatura científica sobre el modo en que los huracanes, las tormentas y las erupciones volcánicas mueven diatomeas a través de la atmósfera. De hecho, el tamaño de las válvulas de diatomea es muy similar a las de ciertas esquirlas de cristal de origen volcánico que (según algunos modelos) pueden ser dispersadas varios kilómetros hacia lo alto (entre 20 y 30 km) en ciertas potentes erupciones ricas en vapor de agua.

La reputación del equipo de Wainwright está en entredicho para muchos investigadores, aunque sólo el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Mientras tanto, parece que seguimos sin clarividencia científica sobre si estamos solos en el Universo. ¿Tú qué opinas al respecto?

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