"Cuenta una leyenda milenaria que el príncipe Dharma, hijo de un soberano hindú, pasaba las noches meditando en el jardín de su palacio. Una noche, por descuido, se adormeció; al despertarse se desesperó tanto que se arrancó los párpados y los arrojó al jardín. De ellos, surgieron las raíces de dos arbustos, cuyas hojas poseían la propiedad de mantener alerta a las personas".
Al margen de esta leyenda, sabemos que la planta del té, originaria de China en el tercer milenio antes de Cristo, aparece en los libros de medicina y botánica con diversos nombres: She, Chia o Ming. Ya por entonces se describían sus propiedades para aliviar la fatiga, reconfortar el alma, reforzar la voluntad y sanar la vista. Aunque la planta es originaria de China, pronto se extendió a otros países; entre los más importantes, la India, donde fue introducido por el aventurero veneciano Marco Polo en el año 1280. A Europa llegó en torno al año 1606, importado a través de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. Actualmente, el país que más té verde importa de China a nivel mundial es Marruecos, donde es considerado bebida nacional.
Hoy en día, el té es la bebida más consumida del mundo después del agua y, en algunos países como Gran Bretaña, conforma el 43% de la bebida ingerida. Se calcula que los británicos pueden llegar a consumir más de 100 millones de tazas de té al día, increíble ¿verdad?
¿Qué variedades conocemos?
Entre las variedades de té más conocidas destacamos:
- Té negro: se obtiene de la oxidación del té; tiene coloración ámbar y es el más consumido en occidente. Es la variedad más aromática. Su aroma y sabor recuerda a los frutos secos.
- Té verde: se trata de un té sin oxidar; es una bebida suave, de sabor amargo y ligero y de color verde - amarillento pálido. Su aroma y sabor se asocia a sensaciones herbales o vegetales.
- Té amarillo: es una variedad muy ligeramente oxidada, sin procesos mecánicos. Sólo se produce en China y en cantidades limitadas.
- Té blanco: elaborado por marchitamiento de las hojas y posterior secado manual; su aroma y sabor es muy sutil. Tiene un color blanco plateado por el vello blanquecino que cubre sus brotes.
- Té Oolong: es un té semifermentado o semioxidado. Su sabor es ligeramente tostado y su aroma vegetal afrutado. Color naranja - cobrizo.
- Té rojo o Pu-erh: es una variedad postfermentada mediante un proceso exclusivo de la provincia de Yunnan (China) . Su sabor y aroma es muy terroso y arcillado
Cómo preparar un té al estilo occidental.
1- Calentar el agua en una hervidora, mejor de acero inoxidable para que absorba la cal si el agua es muy dura. No usar nunca el microondas para calentar el agua.
2- Echar en la tetera 2 gr de hoja de té por taza (una cucharadita de café aproximadamente) y 200 ml de agua caliente.
3 - Esperar 2 minutos para que se abran los brotes y empiece la infusión.
4- Añadir el resto del agua caliente necesaria para preparar las tazas que deseemos y dejar en reposo el tiempo que requiera su variedad. Aproximadamente os recomendamos: 2 minutos para el té verde y blanco, 3 minutos para el té negro, y 4 minutos para el té rojo.
5- Servir el té en tazas llenando primero la mitad de cada taza y rellenando luego en una segunda ronda para que todas tengan la misma concentración, temperatura y sabor.
6 - Puedes edulcorar con azúcar, miel, licor, leche o limón, aunque los expertos recomiendan tomar el té sin aderezos ni edulcorantes para no modificar el sabor.
Tipos de teteras.
- Porcelana: de color claro, suele amarillear por dentro con el tiempo por el contenido en taninos pero esto no tiene importancia. Se puede limpiar con bicarbonato.
- Cristal: se usa en las catas de té para admirar mejor las tonalidades; es muy fácil de limpiar.
- Barro o terracota: generalmente están esmaltadas por el exterior. La primera vez que la uses, hay que hacer una infusión fuerte y dejar reposar 24 horas, después desechar esta primera infusión; de esta forma de hace una pátina en el interior que mejora el sabor de los futuros tés.
- Plata o metal: muy usada en países árabes; conserva menos tiempo el calor.
No es exactamente té; procede de una planta autóctona de Sudáfrica (Aspalathus linearis) distinta a la del té (Camellia sinensis). A diferencia del té, no contiene excitantes, por lo que es muy recomendable para consumo nocturno. Es además relajante y muy rico en hierro. Contiene también calcio, potasio y vitaminas A, B y C. Es muy digestivo. Para su elaboración se recomienda un tiempo de infusión de unos 5 minutos.
Por último, ¿sabes cuál es el país europeo que más té consume por habitante? Pues no es Gran Bretaña sino su vecina Irlanda.
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