sábado, 16 de marzo de 2013

El Ático (Parte 2)

Los fragmentos más interesantes de mi diario. 

Sábado 1 de septiembre de 2012.

Bieeeeen. Mi primer día de vacaciones. Siempre las suelo disfrutar en octubre y aprovecho para hacer algún viajecito tranquilo con los amigos fuera de la época punta de las vacaciones escolares (ver Noruega 2011) pero esta vez con el jaleo de la herencia he decidido aprovechar el mes de septiembre. ¡Lo tengo libre por completo! Si necesitara más días hay que tener en cuenta que aún me deben diez en el banco por acumular horas durante la semana y siempre podría después pedir un mes sin sueldo.


Mi madre dice que soy muy optimista y que en la casa aguantaré sólo una semana antes de aburrirme de vegetar en un pueblo muerto, prácticamente sin habitantes ni servicios públicos, alejado de cualquier población importante. 

 - Terminarás por cansarte de ella y la pondrás en venta - me dijo mientras preparaba la cena -. Con un poco de suerte puedes pedir un precio razonable y quizá la compre algún paisano. En la familia no creo que haya nadie interesado.

- ¿Y tú qué sabes? - Contesté algo molesto por el vaticinio, aunque en mi interior sabía que en cuestiones de intuición raras veces se equivocaba -. A lo mejor puedo reformarla y hacer de ella una casa rural. Igual me convierto en mi propio jefe y dejo el banco de una vez. Además tengo mi propia vivienda, que no es poco en los tiempos que corren. 

- Bueno - había logrado captar su atención -. La idea no es mala pero tendrías que hacer una reforma enorme y afrontar muchos gastos para hacerla mínimamente habitable. Tu padre y yo la encontramos bastante mal cuando fuimos a comprobar cómo se conservaba hace un par de meses, ya sabes. - Continuó picando cebolla como si nada -. Si antes vamos, antes la heredas. Qué curioso.

Es cierto, no deja de ser curioso. He tomado la determinación de marcharme al pueblo y pasar allí unos días. El Notario me hizo una rápida entrega de las llaves y del título de propiedad tras la lectura del testamento así que todo está preparado. Me encuentro bastante emocionado y nervioso.

Voy a salir; he quedado con los amigos para tomar unas copas en nuestro bar favorito; como siempre, me apuntaré a algún refresco energético.   


Domingo 2 de septiembre de 2012. 

Me he levantado muy tarde hoy después de la "quedada" de ayer pero afortunadamente sin resaca, tiene sus ventajas eso de no tomar alcohol. Aún no he preparado el equipaje, tengo casi una semana entera de tiempo hasta el viernes. Le he propuesto a los amigos que me acompañen a visitar el pueblo e inspeccionar la casa durante un par de días pero no están por la labor; el que no trabaja el fin de semana tiene un cumpleaños familiar o simplemente pone alguna otra excusa más o menos verosímil. Únicamente Cristina y Sergio se interesaron algo más que los demás y prometieron acompañarme en cuanto les fuera posible pero este fin de semana lo tienen comprometido.

- ¿Y podremos alojarnos en tu casa los tres? - Preguntó Cristina apurando su Bloody-Mary. 

- Creo que aún es pronto para aprovecharla y hacer noche allí - contesté bastante convencido -. Pensad que la casa ha estado vacía y deshabitada durante mucho tiempo y no será muy acogedora. Yo el fin de semana estaré en un hostal, el único que hay en el pueblo. Hay habitaciones libres de sobra y eso que estamos casi en época punta... No os engaño. El pueblo tiene menos vida que una película de zombis - qué tontería, no sé por qué puse ese ejemplo. Sergio soltó una carcajada. 

- Jo tío. Si es por eso yo me apunto - Era fácil adivinar cual es su género de cine y literatura favoritos. 

- ¡Oye! - Protestó Cristina dándole un manotazo en el hombro -. Si vamos es para ayudar a Juan con sus cosas, no para hacer el gamberro. 

- Vale, vale. Pero luego no me vengas con que te da miedo pasar la noche en un pueblo casi abandonado - dijo Sergio imitando con la voz al doblador de Robert de Niro, algo que hacía francamente bien. Intenté animarles un poco:

- También podremos hacer turismo o practicar un poco de senderismo. Los paisajes son muy bonitos y merece la pena. No todo va a ser acondicionar la casa.

No pudo ser esta vez porque el compromiso que tienen es ineludible pero prometieron acompañarme en la próxima ocasión. Les tomo la palabra. Puede ser divertido.  


 (Continuará). 

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