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domingo, 1 de diciembre de 2013

El Ático (Parte 25)

   El alcalde del pueblo, Ramón Lobato, era una persona campechana, afable y atenta, muy alejado en cuanto al carácter del histrionismo y de los aspavientos de Félix, el teniente de alcalde. No dudó un minuto en recibirme cuando me presenté en el Ayuntamiento a primera hora de la mañana después de una noche de mal descanso y a pesar de lo apretado de su agenda.
   

domingo, 20 de octubre de 2013

El Ático (Parte 24)

   Jaime frenó tan bruscamente a la salida de una curva en plena carretera comarcal que provocó que don Joaquín, que en ese momento iba leyendo unos Salmos, casi topara contra el parabrisas a pesar de llevar el cinturón puesto. Las gafas le salieron disparadas y cayeron al suelo.

- Hijo por favor, qué susto - dijo con su habitual tono bonachón y comprensivo -. ¿Qué ocurre? - Miró al frente pero sin las gafas lo único que veía eran siluetas borrosas en medio de la carretera.

- ¿No lo ve, tío? - Dijo Jaime sin percatarse de que su tío se inclinaba hacia delante y entornaba los ojos para intentar enfocar un poco mejor -. Es la Guardia Civil. Hay un coche ahí en el arcén abandonado.

domingo, 4 de agosto de 2013

El Ático (Parte 21)

Ayer sábado 8 de septiembre, en otro lugar.


   El hombre del maletín gris intentó poner en marcha su vehículo nuevamente, sin éxito. Maldijo su suerte y principalmente su falta de previsión. Hacía unos pocos días que le habían comentado en el taller donde hizo la revisión de los cien mil kilómetros que debía cambiar la correa del alternador pero no hizo caso porque necesitaba disponer del coche a toda costa por motivos de trabajo y ahora se lamentaba de no haber esperado un día más a que se solucionara el tema. La investigación que le habían encargado en el CSIC le tenía por completo ensimismado y no pensaba en otra cosa, incluso mientras intentaba descansar acostado por la noche.

   Cogió su teléfono móvil y marcó automáticamente el número del hostal donde pensaba estar alojado.

- Buenos días – contestó a su interlocutora al otro lado de la línea -. ¿Señora Celia? Sí, buenos días. Mire, tenía reserva para esta noche en su hostal pero me temo que no podré acudir... No, no se preocupe. Es que me ha surgido un contratiempo. En otra ocasión será. Adiós y gracias.

domingo, 21 de julio de 2013

El Ático (Parte 20)

    Sentados en los taburetes de la cocina del bar, Pablo el camarero continuó explicando la historia del pequeño Lucas. El hombre volvió a ofrecernos amablemente algo para tomar y en esta ocasión sí se lo aceptamos. Tanto Cristina como yo pedimos una cocacola.

- Como os iba diciendo… - dijo mientras abría dos botellas de cocacola de envasado antiguo mientras él se servía un botellín de cerveza - … Lucas era un niño del pueblo pero no vivía aquí permanentemente. Sus padres residían en Bilbao por el trabajo del padre, que era ingeniero naval. Los abuelos maternos de Lucas, María y Ladislao, creo que sí eran naturales del pueblo o al menos sí que residían permanentemente en él. El niño pasaba el verano en casa de sus abuelos como tantos otros niños de la época.

domingo, 14 de julio de 2013

El Ático (Parte 19)

   En la actualidad.   

   La doctora Susana Fernández terminó de examinar a la pequeña durante la mañana y contactó con los servicios sociales del Hospital a continuación. Se puso al habla con la principal responsable del servicio.

- ¿Lola del Río por favor?

- Sí, soy yo - respondió la voz al otro lado del teléfono.

- Hola, buenos días. Soy Susana Fernández, de Neonatología.

- Ah, hola. ¿Cómo estás? – La voz era la de una joven vital y dinámica, algo imprescindible en un entorno con tantos problemas y desgracias. Imprimía un tono de optimismo -. Supongo que me llamas por lo de la niña abandonada.

- Exacto. ¿Tenéis alguna noticia nueva?

domingo, 30 de junio de 2013

El Ático (Parte 17)

   Mientras marcaba en la agenda automática del móvil el teléfono de mi madre, Cristina sacó de su bolso el suyo y se levantó del tresillo, saliendo al exterior del Hostal. Después de varios tonos de llamada, me contestó con su habitual tono jovial.

- Juan, ¿cómo estás? ¿Qué tal va todo?

- Bien, todo va bien – respondí, pero en seguida fui al grano -. Mamá, ¿es cierto que yo nací en el pueblo, en casa de los abuelos?

   Hubo un momento de silencio y después me hizo la pregunta que esperaba:

domingo, 23 de junio de 2013

El Ático (Parte 16)

   La revelación del Padre Joaquín me había causado una gran impresión. Era la primera noticia que tenía de que mi nacimiento se había producido en el pueblo y más concretamente en casa de mis abuelos maternos. Mi primer impulso fue llamar a mi madre para que me lo aclarara en el momento e incluso hice ademán de sacar del bolsillo el teléfono móvil para hacerlo pero Cristina vio la jugada y me retuvo la mano. Sin duda, no era el momento apropiado.

- ¿Acaso no lo sabías? - Continuó diciendo el párroco -. Espero no haber metido la pata...

- No Padre, no se preocupe - añadí tras un momento de incertidumbre -. No tiene mayor importancia, es simplemente que no es lo que siempre había creído. E ignoro por qué se me ocultó la verdad.

lunes, 27 de mayo de 2013

El Ático (Parte 12)

Domingo 9 de septiembre de 2012 (por la noche).

     Una noche más en la soledad de la habitación del hostal escribo mi diario narrando los hechos sucedidos durante el día en este domingo 9 de septiembre. Aunque procuro ser objetivo, confieso que mis vivencias son tan extrañas que cuento mi vida como si me fuera ajena, como si le estuviera ocurriendo a otra persona. Los hechos increíbles que me están sucediendo me están afectando a la razón y creo que empiezo a no saber distinguir lo que es real y lo que no lo es. He tomado la decisión de volver mañana a casa de mis padres. No me quedo en el pueblo ni un día más y no sé si volveré. Probablemente sí, pero cuando haya analizado todo lo que ha ocurrido en estos tres días tan intensos y tras los cuales me llevo como único equipaje extra el libro manuscrito de mi abuelo y un extraño artefacto que encontré en el baúl del ático. Tengo que entender muchas cosas y necesito ayuda.

domingo, 5 de mayo de 2013

El Ático (Parte 9)


- ¿Por qué lo dice? - le pregunté con gesto divertido aunque en el fondo estaba un poco enfadado por el comentario. No me había hecho ni pizca de gracia porque denotaba que el anciano sabía algo intrigante que yo no conocía.

- "Na, por na" - contestó el hombre, esta vez sin dilación y un poco azorado; daba la impresión de que había tomado conciencia de que con su espontaneidad había hablado más de lo que quería.

- Hombre, por algo será - insistí. Lo miré fijamente; el vejete no tenía escapatoria.

lunes, 1 de abril de 2013

El Ático (Parte 4)


En la actualidad.

Lo siento en cada esquina, en cada soplo de brisa, en cada una de las cosas que hago. Incluso anida en mi pensamiento noche y día. 

Se mueve pero no lo veo, me susurra pero no lo entiendo. Ni siquiera descansa cuando cierro los ojos. Y allí sigue al despertar...

(Sin fecha, fragmento del diario).

domingo, 24 de marzo de 2013

El Ático (Parte 3)


Jueves 6 de septiembre de 2012.

Vale. Tenía mucho tiempo para preparar el equipaje pero al final, como siempre, aquí estoy a última hora guardando las penúltimas cosas en una maleta que no cierra. ¿Por qué el último día antes de un viaje o una escapada se juntan en la agenda cien cosas importantes que sólo se pueden hacer en este día o que al final no has tenido tiempo para hacer antes? Y otra cosa. ¿De dónde salen tantos cargadores? Móvil, tablet, maquinilla de afeitar… Tengo un defecto importante y es que no sé simplificar.

sábado, 16 de marzo de 2013

El Ático (Parte 2)

Los fragmentos más interesantes de mi diario. 

Sábado 1 de septiembre de 2012.

Bieeeeen. Mi primer día de vacaciones. Siempre las suelo disfrutar en octubre y aprovecho para hacer algún viajecito tranquilo con los amigos fuera de la época punta de las vacaciones escolares (ver Noruega 2011) pero esta vez con el jaleo de la herencia he decidido aprovechar el mes de septiembre. ¡Lo tengo libre por completo! Si necesitara más días hay que tener en cuenta que aún me deben diez en el banco por acumular horas durante la semana y siempre podría después pedir un mes sin sueldo.

viernes, 8 de marzo de 2013

El Ático (Parte 1)

      Siempre quise cambiar mi vida. Llevaba quince años trabajando en el mismo banco, día tras día, frente al público tras un ventanuco de mala muerte. A esta sucursal de pequeña capital de provincia no habían llegado aún los avances técnicos de la central ni esos espacios amplios perfectamente climatizados donde además de trabajar se disfruta, tanto de la música de fondo como de la máquina del café. Sabía que de alguna manera, algún día, se iba a romper la monotonía de los días.