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domingo, 30 de junio de 2013

El Ático (Parte 17)

   Mientras marcaba en la agenda automática del móvil el teléfono de mi madre, Cristina sacó de su bolso el suyo y se levantó del tresillo, saliendo al exterior del Hostal. Después de varios tonos de llamada, me contestó con su habitual tono jovial.

- Juan, ¿cómo estás? ¿Qué tal va todo?

- Bien, todo va bien – respondí, pero en seguida fui al grano -. Mamá, ¿es cierto que yo nací en el pueblo, en casa de los abuelos?

   Hubo un momento de silencio y después me hizo la pregunta que esperaba:

lunes, 1 de abril de 2013

El Ático (Parte 4)


En la actualidad.

Lo siento en cada esquina, en cada soplo de brisa, en cada una de las cosas que hago. Incluso anida en mi pensamiento noche y día. 

Se mueve pero no lo veo, me susurra pero no lo entiendo. Ni siquiera descansa cuando cierro los ojos. Y allí sigue al despertar...

(Sin fecha, fragmento del diario).

sábado, 16 de marzo de 2013

El Ático (Parte 2)

Los fragmentos más interesantes de mi diario. 

Sábado 1 de septiembre de 2012.

Bieeeeen. Mi primer día de vacaciones. Siempre las suelo disfrutar en octubre y aprovecho para hacer algún viajecito tranquilo con los amigos fuera de la época punta de las vacaciones escolares (ver Noruega 2011) pero esta vez con el jaleo de la herencia he decidido aprovechar el mes de septiembre. ¡Lo tengo libre por completo! Si necesitara más días hay que tener en cuenta que aún me deben diez en el banco por acumular horas durante la semana y siempre podría después pedir un mes sin sueldo.

viernes, 8 de marzo de 2013

El Ático (Parte 1)

      Siempre quise cambiar mi vida. Llevaba quince años trabajando en el mismo banco, día tras día, frente al público tras un ventanuco de mala muerte. A esta sucursal de pequeña capital de provincia no habían llegado aún los avances técnicos de la central ni esos espacios amplios perfectamente climatizados donde además de trabajar se disfruta, tanto de la música de fondo como de la máquina del café. Sabía que de alguna manera, algún día, se iba a romper la monotonía de los días.