Otra historia del
manuscrito del abuelo Luis:
Sola en sus aposentos, la doncella se
alisaba el pelo suavemente. A través de la ventana podía contemplar la noche
serena y la luna llena en el cielo estrellado, que iluminaba la estancia sin
necesidad de velas. En su recuerdo, las andanzas que su amado le había narrado
aquella misma noche mientras la cortejaba en el jardín de la noble casa de sus
poderosos padres y la felicidad que le invadió cuando aquel le había propuesto
matrimonio. Su extremadamente pálida tez se reflejaba en el espejo dándole una
apariencia lechosa, como un cristal sobre la nieve. Miraba fijamente a los ojos
de color azul celeste que su reflejo le devolvía mientras deslizaba lentamente
el cepillo hacia abajo, recorriendo toda su larga y sedosa cabellera blanca
como la sábana de su lecho. Cuando terminó, tiró del cordel de la campanilla
que llamaba a la servidumbre. Al poco tiempo, una joven lozana y con gesto
amable se presentó en la estancia.