Lo siento en cada esquina, en cada soplo de brisa, en cada
una de las cosas que hago. Incluso anida en mi pensamiento noche y día.
Se
mueve pero no lo veo, me susurra pero no lo entiendo. Ni siquiera descansa
cuando cierro los ojos. Y allí sigue al despertar...
(Sin fecha, fragmento del diario).